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ÁRBOL GENEALÓGICO Y METAGENEALOGÍA

Con Árbol Genealógico hacemos mención simbólica a un rasgo

inevitable, un aspecto adherido al ser humano desde siempre

con mayor o menor complejidad, se trata del linaje familiar y su

influencia. Se trata del clan vivo, aunque no estrictamente en lo físico

,que nos acompaña. Es un legado del pasado, del presente e incluso

atrevo a decir, del futuro, por sus dosis condicionantes para nuestro

aquí y ahora. A día de hoy aún no hemos estudiado lo suficiente la

herencia continua más allá de la carga de genes, y en consecuencia

de la forma y composición de nuestro organismo y de los patrones

psicoemocionales correspondientes como hijo de un padre y una

madre, como hijos del clan. Y ese es hasta hoy el legado conocido.

¿Pero cuál es el legado por conocer?

El legado por conocer, es el legado inconsciente, el cual nos articula

actuando en los seres vivos como aquello que promueve silenciosa-

mente nuestros miedos y valores, condiciona a nuestra mente

consciente, pero además, aquí está la parte más interesante, provee

para que tengamos tendencias sociales, emocionales, psíquicas, es decir nos coarta el llamado “libre albedrío”, nos somete desde la sombra, pero también nos eleva desde la sombra. En el plano negativo: provee para que suframos con algún legado repetitivo de nuestro árbol (por ejemplo tendencias suicidas u otras características de autoaflicción, es decir que no es necesariamente dolor (a excepción de cuando se desarrolla una enfermedad que es legado del árbol), también padecemos un sufrimiento psicológico o emocional engañosamente, por su enraizamiento e inconsciencia, inevitable. El aspecto positivo: todo lo sano de nuestro árbol, de nuestros antepasados es salud y evolución en nosotros sólo por ser fruto de ese árbol que entró en evolución y no perpetuó repeticiones tóxicas. Y todo ser que se origina sanador lo hace sobre su árbol y sobre si mismo.

 

                                           Roberto Carlos Rivera García

                                                             (Estudiante de Psicología) 

                                                   

                                                                       Asociación Re-evoluciona.

 

 

 

Una persona referente en aspectos y tratamiento del inconsciente, tan relacionado con el Árbol Genealógico, es Alejandro Jodorowsky, quien nos habla así de nuestra relación con el inconsciente:

 

¿Por qué se dice que la familia es el inconsciente?

 

Conocer el propio árbol genealógico es en cierta forma como conocer nuestro inconsciente. Lo que está “escrito” en nuestro árbol, también lo está en nuestro inconsciente, por tanto vamos a repetirlo a menos que lo conozcamos y lo trabajemos. Nuestra parte inconsciente no sale a flote sólo en los sueños, sino que toma parte activa de alguna manera también en las horas de vigilia: manifestándose en el cuerpo, en forma de síntoma o enfermedad, en actos fallidos, por nombrar algunos ejemplos.

 

¿Resulta posible realizar un mapa del inconsciente?

 

Algunos terapeutas que han hecho estudios genealógicos, han querido reducirlo a fórmulas matemáticas, pero al árbol no se le puede encerrar en la jaula racional. El inconsciente no es científico, es artístico. El psicoanálisis viene de la ciencia médica y trata de interpretar el lenguaje del inconsciente de una forma racional. Pero el inconsciente no es racional ni científico. Ahí es donde falla el psicoanálisis. Yo pienso que el psicoanálisis debería ser ejercido por artistas que aprendan a hablar el lenguaje del inconsciente.

 

Cuando hablamos de inconsciente, ¿a qué nos estamos refiriendo?

 

Tenemos el inconsciente individual, personal, por debajo del mismo está el inconsciente familiar, el que nos conecta con el árbol. El inconsciente colectivo, del que hablaba Jung, todos estamos conectados entre si. El inconsciente histórico. El inconsciente cósmico en último lugar, es el más profundo.

 

¿Qué lenguaje habla el inconsciente?

 

El inconsciente es un mundo hecho de imágenes, de metáforas y de arquetipos. Es nuestro aliado, se muestra a través de sueños y de gente que aparece en la vida. Nos da cosas, nos manda mensajes… El inconsciente no es traducible, es totalmente caótico.

Sigmund Freud, médico y científico trató al inconsciente como “una selva”. Consideraba que el hombre es un animal que habla. De ahí que utilizara la razón para llegar al inconsciente. Trató de alcanzar al inconsciente usando la palabra. Pero el inconsciente no entiende las palabras, ese es el problema.

 

Si lo convertimos en nuestro aliado, ¿qué sucede?

 

Si aprendemos su lenguaje, se pone a trabajar para nosotros. Si la familia que se encuentra en nuestro interior, anclada en la memoria infantil, es la base de nuestro inconsciente, debemos entonces desarro­llar a cada pariente como un arquetipo. Es preciso que le concedamos nuestro nivel de conciencia, que lo exaltemos, que lo imaginemos alcanzando lo mejor de él mismo. Todo lo que le damos, nos lo damos. Lo que le negamos, nos lo negamos. Esta forma de sanarnos y sanar el árbol tendrá repercusiones positivas en las generaciones venideras. Siendo nosotros mismos y desactivando las trampas caducas del árbol, estamos trabajando no sólo para nosotros, sino también para los que nos sigan en el tiempo futuro.

 

¿Podríamos mostrar un ejemplo de metáfora asociada al inconsciente?

 

Tú, por ejemplo, ves a alguien que te ha hecho mucho daño y le das una bola pintada de negro, y le dices: “Toma, éste es tu cáncer y no el mío, quédatelo”. Eso es una metáfora.

Las metáforas son útiles para deshacernos de las lealtades infantiles. Mantenemos una poderosa e inconsciente fidelidad a nuestros designios familiares: a sus tradiciones, a sus traumas, a sus secretos, a sus proyectos más o menos advertidos. Adoptamos los sentimientos de la familia como si fueran propios.

 

 

RESPECTO A METAGENEALOGÍA:

 

Este mismo autor nos indica en primer lugar que: "Esta no es estrictamente una terapia, sino un trabajo de toma de conciencia que supone la comprensión de los elementos del pasado que nos han formado, así como el inicio de un impulso futuro al cual nosotros damos forma.  Los individuos, al mismo tiempo, pueden tener de sus bisabuelos, abuelos y padres una visión positiva y una negativa, convirtiéndose de este modo cada familiar en una entidad doble: una luminosa y otra oscura. Dos campos de energía que a pesar de oponerse son complementarios. En el tiempo presente, el espíritu que se materializa colinda con la materia que se espiritualiza, el supraconciente con el inconsciente, el intento de realizar el futuro con el intento de repetir el pasado, el ser esencial con el ser socio-cultural, el deseo de crear con el deseo de imitar. Al estudio del Árbol Genealógico bajo sus aspectos simultáneos y complementarios (tesoro-trampa), es lo que llamamos “Metagenealogía”.

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